martes, marzo 28, 2006

No hay playa

Este fin de semana no he ido a la playa. El tiempo no era muy bueno, y la verdad es que no tenía ganas de salir. Total, que me quedé en casa todo el domingo.

En las noticias de hoy he visto que lo más seguro es que, si hubiera ido a la playa, no habría podido hacer mucho. Ha habido un ciclón en Nueva Zelanda, de tal modo que ahora las olas generadas por el ciclón están llegando a la costa de Australia. Y qué olas, algo así como de tres o cuatro metros. La tele ha sacado imágenes de las olas gigantes y del loco surfista intentando hacerse con ellas. Muy bonitas de ver, sí, desde la distancia.

Pero ¿Qué hora es?

Este fin de semana he vivido un episodio surrealista. ¿Podría uno pensar que es fácil saber qué hora es? No hay más que mirar al reloj, ¿no? Y si uno no está seguro, bueno, el ordenador tiene al tanto cuándo toca cambiar la hora al reloj por eso del horario de verano o de invierno, ¿no? Ah, pero los que diseñaron los programas para calcular los cambios de hora no contaban con Australia, no. Ahora os cuento.

Australia, o bueno, el estado de New South Wales (¿Nuevo Gales del Sur?) donde está Sidney usa horario de verano y de invierno como muchos países del mundo. La verdad es que yo nunca he tenido claro cuándo toca el cambio de hora. Estos días no veo la televisión mucho, pero leo los periódicos (sí, los de papel, no los electrónicos), y no ví ninguna noticia acerca del cambio de hora.

Os podréis imaginar mi sorpresa cuando, el domingo por la mañana, el ordenador me dice que acaba de ajustar su reloj para el horario de invierno. De repente el día tenía una hora más. Nada, hay que empezar a cambiar la hora a todos los relojes. Y parece mentira, pero esa hora de diferencia haces las cosas diarias ese poquito más difícil. Decidí comer en el tiempo de la nueva hora, es decir, una hora más tarde (y ¡qué hambre pasé durante esa hora!). Pero a la hora de cenar no pude resistir más y empezé a cocinar media hora más pronto. Bueno, media hora más tarde. Ya me entiendes, ¿no? Mientras cocinaba encendí la televisión en espera de un programa que quería ver, y que empezaba dentro de media hora.

Otra vez, ¡cuál fue mi sorpresa cuando ví que el programa ya había empezado! ¿Qué pasa, han cambiado la programación, o no saben que la hora ha cambiado? Cambié de cadena, y ¡todas las otras cadenas tenían el programa retrasado una hora! En otras palabras, aún seguimos con el tiempo de verano.

¿Y eso? ¿Cómo se puede equivocar el ordenador? El lunes me llegó la respuesta. Resulta que Australia organiza los juegos de la Commonwealth, y parece ser que, para evitar problemas con la programación, decidieron retrasar el cambio de hora una semana. Así que, aún es verano aquí.

Y yo me pregunto, ¿ha sido una buena decisión el retrasar el cambio de hora? Seguro que muchas compañías han sufrido porque sus ordenadores creen que es una hora más pronto. Y seguro que compañías extranjeras que negocian con compañías australianas habrán tenido algún que otro malentendido. No creo que la broma de no cambiar la hora haya resultado barata.

Total, que después de pasarme el domingo intentando ajustarme a la nueva hora, he tenido que volver a reajustarme. Y la semana que viene tocará ajustarse otra vez.

Y lo peor de todo, ¡me he perdido media hora del programa de televisión!

Nada, que no hay derecho.

sábado, marzo 25, 2006

Solo en Sidney

Mineko acaba de partir para el Japón. Va a asistir a la boda de una sobrina y aprovechará el viaje para quedarse un par de semanas y visitar familiares. Es una lástima que por motivos de trabajo (y dinero!) yo no pueda ir a la boda también. Las bodas en el Japón son todo un acontecimiento donde se mezclan los rituales sintoístas con motivos más modernos. Una boda al estilo japonés es tan cara que incluso hay agencias que organizan bodas en Europa (en España, por ejemplo), de tal modo que el coste (viaje incluído) llega a ser parecido al de celebrar la boda en el Japón.

Y yo me quedo aquí, sin nada que hacer los fines de semana. Y para colmo, el tiempo empieza a ser más otoñal, con lo que las excursiones a la playa serán cada vez más raras.

martes, marzo 21, 2006

El equinoccio

Según el telediario, el equinoccio llegó ayer, 20 de marzo. La primavera ha llegado a España oficialmente, con lo que quiere decir que el verano se ha acabado y ya es otoño. Y tanto que lo es. Desde el lunes no ha parado de llover, y hoy me han entrado ganas de llevar manga larga (si no lo he hecho es porque me daba pereza sacar la ropa de otoño).

El equinoccio es el día en que hay exactamente 12 horas de sol en todo el mundo... ¿o hay alguna parte del mundo en que eso no es así? Pues la verdad es que, como el sol es un disco con cierto tamaño, en realidad el equinoccio tiene un poco más de doce horas de sol. Y si vas a los polos, allí el sol ni sale ni se pone en todas las 24 horas. Se queda en el horizonte, en un estado ambiguo, y da una vuelta completa alrededor de la línea del horizonte. Sería curioso verlo, ¿no?

Bodyboarding: y la tercera va la vencida

Pues sí. Esta vez se puede decir que las olas no me ganaron. Como los otros dos fines de semana pasados, el sábado fuimos a la playa de Long Reef. Allí las olas eran bastante pequeñas, y la diversión no era gran cosa. Con lo que el domingo fuimos a probar suerte a la playa de Avoca. Las olas eran más grandes, algo así como de metro y medio. Pero eran manejables. Mineko y yo nos lo pasamos en grande. Ella usaba una colchoneta con agarraderas, y yo usaba mi tabla de bodyboarding. Y los dos disfrutamos de lo lindo.

Ahora sí, supongo que si la condición del mar fuera como la de los otros fines de semana, otro gallo nos cantaría. La conclusión es que, en realidad, el mar siempre gana cuando se empeña en ello.

lunes, marzo 13, 2006

Olas, 2, Diego, 0

¿Y yo creía que este fin de semana podría hacerlo mejor? Pues nada, no hay manera. El sábado fuimos a la playa Long Reef. Las olas eran bastante pequeñas, algo así como un metro, y la verdad es que es muy fácil hacer bodyboarding así. Incluso me atreví a intentar ponerme de rodillas en la tabla. Me quedé con ganas de más. Así que el domingo fuimos a la playa de Avoca, la misma del domingo pasado. Allí las olas eran más grandes, más grandes tal vez que las del domingo pasado. Pero me empeñé en intentar llegar a donde rompen las olas más grandes, y así acabé. Las olas tenían más fuerza que la semana pasada, y rompían sobre un banco de arena muy poco profundo, con lo que más de una vez me dí contra la arena. Ahora tengo dolores por todo el cuerpo y alguna que otra magulladura.

Mineko también se dedicó a jugar con las olas. Pero, más sabia que yo, se quedó en la parte del banco de arena donde el agua llegaba a la rodilla. La fuerza de las olas era tal que más de una vez la tiraron al suelo, pero allí no hace daño.

miércoles, marzo 08, 2006

Carnavales en Sydney

Cuenta Esther en su blog lo que las palabras no dicen acerca de los carnavales. Pues bien, Sydney tiene su carnaval especial. Todo empezó en el año 1978 cuando hubo una marcha de protesta reclamando derechos para homosexuales. Fue algo muy chocante y polémico entonces con intervención de la policía y detenciones, pero los organizadores hicieron otra marcha el año siguiente, y otra, y otra. La cosa cuajó y a partir de entonces, en el fin de semana cercano al martes de carnaval, la comunidad de gays y lesbianas se lanza a la calle del centro de Sydney en una cabalgata espectáculo que cada vez tiene más espectadores. Este año fue algo así como 120 carrozas, y viene gente de todo el mundo a ver y participar.

No queda mucho del inicial motivo de protesta y ahora esto es más bien un festival que dura varias semanas. Pero siempre se ven alusiones a asuntos de la actualidad homosexual. Y si no, no hay más que ver la cantidad de vaqueros que aparecieron en la cabalgata del fin de semana pasado, en alusión a la película "Brokeback Mountain".

domingo, marzo 05, 2006

Las desventuras de un inexperto bodyboarder

Llevo más de dos años practicando bodyboarding a mi manera. Bodyboarding es como hacer surf pero con una tabla más corta y flexible. Cuando se toma una ola, en vez de ir de pie como en las tablas de surf, lo normal es estar acostado encima de la tabla, o tal vez de rodillas.

Pues eso. Cada año uso la tabla de bodyboarding como unas cuatro o cinco veces, y así no hay manera de aprender. Hoy, Mineko y yo hemos ido a la playa de Avoca, al norte de Sydney. Mientras Mineko leía un libro en la playa, yo me he dedicado a intentar hacer bodyboarding. Las olas eran preciosas desde la distancia, y parecía fácil tomarlas. Bueno, parecía. En mi primer intento, la fuerza de las olas era tal que no era capaz llegar a donde las olas rompían. La misma fuerza de las olas no me dejaba llegar a la zona profunda. Después de media hora de intentar, desistí el intento, y salí fuera a descansar. No conseguí tomar ni una ola.

Una vez fuera, me fijé en un grupo de surfistas, y me asombré de lo fácil que era para ellos llegar a la zona profunda. No pude evitar intentarlo otra vez. Esta vez entré en el agua desde la zona donde entraban todos los demás. Cuál fue mi sorpresa cuando, casi sin darme cuenta, llegué a la zona donde rompían las olas. Entonces me dí cuenta que los surfistas usaban esa zona para llegar a las olas porque tenía corriente mar adentro. El problema es, que la corriente seguía mar adentro, y al cabo de poco me ví en zona profunda, más allá de donde rompen las olas. Intenté ir a zona menos profunda, pero la corriente era demasiado fuerte y me tiraba para adentro. ¡Qué situación más complicada! Tardé algo así como hora y media para salir de la zona de corriente. Estaba tan cansado que tomé la primera ola que pude y salí del agua.

Después del susto, la verdad es que me gustó la experiencia. Nunca estaba en peligro serio pues la playa estaba vigilada, y tomándolo desde el punto positivo, practiqué un montón de natación con la tabla. Y la ola que tomé fue una maravilla. Ha sido la ola más grande que he tomado, creo que era de más de dos metros.

El verano se está acabando, pero espero poder ir a la playa la semana que viene o la otra, a seguir jugando con las olas (o más bien, que las olas jueguen conmigo).

sábado, marzo 04, 2006

La risa de la cucaburra

Anoche me despertó un ruido de la calle. Un ruido muy intenso, como una carcajada misteriosa en medio de la noche. Pero esta risa es algo harto conocido por todos los que han vivido en Australia. Era la risa de la cucaburra. La cucaburra no tiene nada que ver con burros, no. Es un ave famosa por su llamada que se parece a una carcajada muy sonora y prolongada. Abunda en la zona sur y este de Australia, y muy a menudo se le puede ver (y oír) en zonas urbanas.



Su risa desenfadada le hace un ave muy querida por los australianos. Más de una vez su risa ha interrumpido nuestra conversación, y todos hemos acabado riéndonos a la vez. Como ave en sí no es muy bonita. No tiene colores chillones, es más bien como el primo mayor del martín pescador (son de la misma familia), pero en tonos apagados. Pero su risa le hace ganar amigos. Es un ave que parece muy noble. Varias veces he visto a un par de urracas intentando echar a una cucaburra, y allí la ves, quieta, impasible, sin prestar atención a los chillidos de las urracas, y sin amedrentarse.

Eso sí, a veces la risa tiene un tono siniestro, especialmente cuando una empieza la llamada, y al instante todas las cucaburras cercanas se unen a la risa. De repente, se oye la risa desde todas las direcciones. Si habéis visto películas antiguas de la selva, es posible que hayáis oído la risa de la cucaburra como sonido ambiente. No sé cuánto tiene esto de cierto pero no me extrañaría, una vez me dijeron que en una de las películas antiguas con ambiente en la selva africana (creo que era una de Tarzán), usaron la risa de la cucaburra para dar más ambiente de lugar inhóspito y lleno de animales misteriosos. El misterio es, qué pinta una cucaburra en Africa?

Pero bueno, queréis oír la risa? Pues aquí he encontrado una grabación del zoo de Honolulu:

Oír la risa

miércoles, marzo 01, 2006

Cómo enviar comentarios

Pues eso. Por si acaso tienes problemas para publicar comentarios, aquí van unas instrucciones.

No puedes crear un mensaje directamente en mi blog, pero siempre puedes añadir comentarios a mis mensajes. Añadir comentarios a un mensaje del blog es muy fácil, sólo hay que pinchar en "comments" al final del mensaje. Luego, en la parte que dice "leave your comment", escribe lo que quieras. Puedes incluso formatear lo que escribes usando los códigos de HTML, añadir enlaces, etc, pero bueno, tampoco es necesario hacer nada de eso. Con las palabras basta.

La primera vez que publiques algo te pedirán que te registres. Tienes que registrarte si quieres que tu comentario se publique. Así sabemos todos quién eres (aunque claro, siempre puedes inventarte el nombre a usar...) Registrarse es gratis, no hay nada que perder. Si no quieres dar tu dirección de email siempre puedes crearte una cuenta de correo en hotmail o donde sea y usar esa dirección. Para registrarte tienes que seguir unas instrucciones en inglés pero es muy fácil deducir lo que dicen, no tienen nada de especial. Así que, ¡a animarse!

Si te registras también puedes crearte tu propio blog. Dime si lo haces y lo visitaré de vez en cuando.