Estados Unidos tiene un problema muy gordo. O más bien, millones de ellos. Me refiero a los obesos extremos. Una cosa es estar gordito, y otra muy distinta lo que por desgracia se ve tan a menudo por las calles de, me atrevo a decir, cualquier ciudad estadounidense.
Ya en los primeros días de este viaje a Bethesda me dí cuenta de la cantidad de obesos extremos, gente que se les ve con grandes problemas incluso para andar. En Australia ya me acostumbré a ver algunos en ciertas partes de Sidney, pero en Bethesda se ven mucho más frecuentemente.
Y Bethesda es un suburbio de gente rica y sana que tiene ¨pocos¨ obesos. Cuando fuimos a Washington DC, Mineko y yo vimos una proporción de turistas obesos extremos más grande. Pero cuando realmente nos dimos cuenta de, válgame la palabra, las dimensione del problema, fue cuando hicimos un viaje por tierras de Virginia, justo al suroeste de Washington DC. A mí me pareció visitar un país de gigantes, con gente mucho más alta de lo que estoy acostumbrado, y muchísimo más gorda. La situación no era nada agradable, la verdad, y en cierto modo intimidante. Éramos como Gulliveres en el país de los gigantes. Pero estos gigantes andaban lenta y pesadamente.
La imagen del turista americano típico es alguien gordo y con camisa de colores chillones. Bien, la camisa tal vez se la pongan solamente cuando vayan a la playa, pero la verdad es que el turista típico dentro de Estados Unidos sea tal vez más gordo que los que viajan al extranjero.
En otros países como Australia, y me temo que España también, se ve gente obesa, pero Estados Unidos siempre ha tenido gente extraordinariamente alta. Durante una visita al museo de cera de Washington nos encontramos con la figura del primer presidente, Washington, a tamaño natural. Era una persona imponente por su altura, tal vez más de dos metros. Cuando gente alta y corpulenta se tornan en obesos, o peor, obesos extremos, da miedo.
Hace unos meses ví la pelicula ¨E Wall¨, que narra la historia de un robot de una Tierra postapocalíptica que viaja a una nave espacial donde viven los últimos humanos. Estos humanos, acostumbrados a moverse siempre en coche y en ausencia de gravedad, se tornaron en obesos extremos incapaces de caminar. Algo que vi como lejano en el tiempo se me torna muy cercano, y sin poner la excusa de la falta de gravedad.
Y las causas del problema se ven a simple vista. En Estados Unidos no se puede vivir sin coche. Las distancias entre trabajo, vivienda y tiendas son tan grandes que solamentese puede ir en coche. Y se han acostumbrado tanto al coche que lo usan también para distancias cortas. La gente, simplemente, no camina. Me asombra ver por las calles formas de caminar tan extrañas que me hacen pensar que se les ha olvidado caminar, o tal vez nunca lo han aprendido. Formas de caminar de gente que nunca habrá caminado más de un kilómetro seguido en toda su vida.
Y las comidas son exageradas en todos los sentidos. Demasiada sal, demasiadas grasas, demasiada carne, demasiado de todo pues las raciones son estremecedoramente grandes. He tenido tantas malas experiencias cuando he intentado comer fuera, que ahora siempre que salgo a pasar el día me llevo mi sandwich o me arriesgo a quedarme sin comer, pues tanto exceso de todo me quita el apetito. Y si me atrevo a comer, luego el estómago se queja.
Mucho comer y mal, poco caminar, y pasa lo que pasa.
Incluso en mi puesto de trabajo, los Institutos Nacionales de la Salud, o como se diga en Español (the National Institutes of Health). El campus tiene un servicio de autobuses para que la gente no tenga que caminar. Y me cuenta un colega que en su lugar, donde tratan gente con problemas de obesidad, los empleados dejan dulces y caramelos para los pacientes. En mi trabajo estoy estudiando textos médicos, y estoy encontrando muchos estudios acerda de la obesidad, cómo prevenirla, y sus efectos en la salud. Es un problema que preocupa a todo el mundo, y a Estados Unidos con más motivos. Pues para empezar, que hagan algo para que la gente coma algo más sano y camine más. Y por favor, que dejen algo sano en vez de dulces en una clínica de tratamiento a obesos, digo yo.
martes, noviembre 03, 2009
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