Hace unos meses escribí sobre Roma, donde me impresionaron sus contrastes entre la grandeza de la roma antigua y el caos de la moderna. Bien, el viaje que hice a Roma se me antoja como un entrenamiento y preparación para el viaje a India, y en concreto a Bihar. Bihar, al norte de India, es el estado indio más pobre, y a la vez la cuna de la investigación académica y la religión budista.
El motivo de la visita a Bihar fue en ocasión de una posible colaboración académica con gente de IIT Patna. De "camino" a Bihar pasé por Mumbai, capital económica de India y el centro del Bollywood. Mumbai, antes llamada Bombay, me sorprendió por su tráfico caótico, sus mercados y bazares bulliciosos y llenos de mercantes de comidas, especias y sedas, pero lo que más me sorprendió fue la pobreza de la gente que veía por las calles, y la suciedad de las calles.
Al llegar a Mumbai el estado de las calles y viviendas que vi era tal que no me podía imaginar cómo tanta gente puede vivir en casas en tan malas condiciones. Estuve una semana en Mumbai, y cierta transformación llegó a mi ser, hasta el punto de haberme acostumbrado a esos barrios de Mumbai, su tráfico caótico, y las casas no me parecieron tan mal acomodadas. Muchas de ellas eran probablemente de gente acomodada, a juzgar por la existencia de parabólicas, pero aun así, aparte de algunas comodidades tecnológicas no parecían estar en buenas condiciones. Pronto descubrí que la gente, tal vez por estar todos en las mismas condiciones, llevaban una vida que podría describir como confortable, con sus rutinas y sus negocios, tan distintos de lo que yo estoy acostumbrado a ver en un país desarrollado, pero en cierto modo en harmonía con las gentes y costumbres del lugar. Era como si estuviera viendo una ciudad estancada en las primeras décadas del sigo veinte. Le comenté algo de esto a un colega indio, y me dijo: "recuerda que Mumbai es el centro financiero de India, pero Bihar es el estado más pobre". Me estaba preparando para lo que iba a ver en Bihar.
El aeropuerto de Mumbai está cerca de un barrio de chabolas. O más bien que un barrio diría que es una ciudad. Cuando el avión despegó vi un mar de chabolas sin fin. De gente hacinada en casas que no son casas, sin agua potable, sin cloacas, y me imagino que la mayoría sin electricidad.
Al final llegamos a Patna, la capital de Bihar. La ciudad estaba envuelta por una mezcla de neblina, contaminación por el tráfico, y humo de quemar leña para la calefacción. Gran cantidad de gente tenía como casas toldos y estacas a modo de tiendas de campaña. Pese a ser una ciudad con más de un millón de habitantes, el lugar parecía una congregación de nómadas.
Cualquier negocio para "ricos" tenía su cerca y su guardia armada para evitar robos (supongo). Así era mi hotel, el campus del instituto de tecnología de Patna, e incluso el centro comercial donde cenamos una vez. Fortalezas entre pobres.
Fuimos a visitar Both Gaya, el lugar donde Buda recibió su inspiración y donde nació la semilla del budismo. De vuelta visitamos Nalanda, el centro de la primera gran universidad del mundo, siglos antes de Cristo, y donde monjes y estudiosos hicieron importantes descubrimientos. Su auge fue el siglo V antes de Cristo, y fue destruida por invasores el siglo XII después de Cristo. Se habla de un proyecto para revivir la universidad de Nalanda, Wikipedia dice que para el año 2014.
Y de camino entre lugar y lugar, imágenes de pobreza. Pero una pobreza que me pareció más llevadera que lo que vi en Mumbai. Los poblados mucho más rusticos, los mercados mucho más rudimentarios, pero la gente acostumbrada a este modo de vivir. Desde el coche, entre atasco y atasco en la calle, ví gente haciendo sus negocios de una forma que se me antoja no ha cambiado en varios siglos. Era como si hubiéramos viajado al siglo 17 o 18. La única diferencia es que tienen electricidad, coches y teléfono móvil, de tal modo que se me antojó pensar, no que estábamos en el pasado, sino en un futuro apocalíptico traído de Mad Max.
Bihar, cuna del budismo y de las universidades. Uno pensará que tal vez su éxito en aquellos tiempos fue tal que no han querido adaptarse a la vida moderna. No es así, según me dicen amigos y lo que leo, el problema es real. Es el estado más pobre y corrupto de India. Es uno de los lugares donde Madre Teresa de Calcuta hizo parte de sus obras de caridad, y la verdad es que este lugar necesita mucho más que caridad.
El gobierno local, apoyado por el gobierno central, están invirtiendo en Patna. Mi visita fue con motivo de tales ayudas, donde si todo va bien estableceremos líneas de investigación y colaboración. Aparte del proyecto de la universidad de Nalanda, la gente de IIT Patna me mostró sus planes para crear una ciudad universitaria completa con sus aulas, zona deportiva, zona residencial, tiendas, campos de deporte. La ciudad estará ubicada a 30 kilómetros de Patna. Tal vez esta ciudad se convierta en otra fortaleza que separe ricos de pobres, no sé. Pero mi punto de vista es que la mejor ayuda que se puede dar a un país no es dinero ni comida, sino información y educación a sus gentes. Apoyo los proyectos de IIT Patna y la universidad de Nalanda con todo mi corazón, y espero que sean un éxito.
Durante mi corta visita a Patna conocí a muchos estudiantes inteligentes y ansiosos por aprender y contribuír al conocimiento. La semilla de Nalanda sigue allí, esperando su momento para dar más fruto, y quién sabe, recuperar lo que se perdió hace tantos siglos.
El motivo de la visita a Bihar fue en ocasión de una posible colaboración académica con gente de IIT Patna. De "camino" a Bihar pasé por Mumbai, capital económica de India y el centro del Bollywood. Mumbai, antes llamada Bombay, me sorprendió por su tráfico caótico, sus mercados y bazares bulliciosos y llenos de mercantes de comidas, especias y sedas, pero lo que más me sorprendió fue la pobreza de la gente que veía por las calles, y la suciedad de las calles.
Al llegar a Mumbai el estado de las calles y viviendas que vi era tal que no me podía imaginar cómo tanta gente puede vivir en casas en tan malas condiciones. Estuve una semana en Mumbai, y cierta transformación llegó a mi ser, hasta el punto de haberme acostumbrado a esos barrios de Mumbai, su tráfico caótico, y las casas no me parecieron tan mal acomodadas. Muchas de ellas eran probablemente de gente acomodada, a juzgar por la existencia de parabólicas, pero aun así, aparte de algunas comodidades tecnológicas no parecían estar en buenas condiciones. Pronto descubrí que la gente, tal vez por estar todos en las mismas condiciones, llevaban una vida que podría describir como confortable, con sus rutinas y sus negocios, tan distintos de lo que yo estoy acostumbrado a ver en un país desarrollado, pero en cierto modo en harmonía con las gentes y costumbres del lugar. Era como si estuviera viendo una ciudad estancada en las primeras décadas del sigo veinte. Le comenté algo de esto a un colega indio, y me dijo: "recuerda que Mumbai es el centro financiero de India, pero Bihar es el estado más pobre". Me estaba preparando para lo que iba a ver en Bihar.
El aeropuerto de Mumbai está cerca de un barrio de chabolas. O más bien que un barrio diría que es una ciudad. Cuando el avión despegó vi un mar de chabolas sin fin. De gente hacinada en casas que no son casas, sin agua potable, sin cloacas, y me imagino que la mayoría sin electricidad.
Al final llegamos a Patna, la capital de Bihar. La ciudad estaba envuelta por una mezcla de neblina, contaminación por el tráfico, y humo de quemar leña para la calefacción. Gran cantidad de gente tenía como casas toldos y estacas a modo de tiendas de campaña. Pese a ser una ciudad con más de un millón de habitantes, el lugar parecía una congregación de nómadas.
Cualquier negocio para "ricos" tenía su cerca y su guardia armada para evitar robos (supongo). Así era mi hotel, el campus del instituto de tecnología de Patna, e incluso el centro comercial donde cenamos una vez. Fortalezas entre pobres.
Fuimos a visitar Both Gaya, el lugar donde Buda recibió su inspiración y donde nació la semilla del budismo. De vuelta visitamos Nalanda, el centro de la primera gran universidad del mundo, siglos antes de Cristo, y donde monjes y estudiosos hicieron importantes descubrimientos. Su auge fue el siglo V antes de Cristo, y fue destruida por invasores el siglo XII después de Cristo. Se habla de un proyecto para revivir la universidad de Nalanda, Wikipedia dice que para el año 2014.
Y de camino entre lugar y lugar, imágenes de pobreza. Pero una pobreza que me pareció más llevadera que lo que vi en Mumbai. Los poblados mucho más rusticos, los mercados mucho más rudimentarios, pero la gente acostumbrada a este modo de vivir. Desde el coche, entre atasco y atasco en la calle, ví gente haciendo sus negocios de una forma que se me antoja no ha cambiado en varios siglos. Era como si hubiéramos viajado al siglo 17 o 18. La única diferencia es que tienen electricidad, coches y teléfono móvil, de tal modo que se me antojó pensar, no que estábamos en el pasado, sino en un futuro apocalíptico traído de Mad Max.
Bihar, cuna del budismo y de las universidades. Uno pensará que tal vez su éxito en aquellos tiempos fue tal que no han querido adaptarse a la vida moderna. No es así, según me dicen amigos y lo que leo, el problema es real. Es el estado más pobre y corrupto de India. Es uno de los lugares donde Madre Teresa de Calcuta hizo parte de sus obras de caridad, y la verdad es que este lugar necesita mucho más que caridad.
El gobierno local, apoyado por el gobierno central, están invirtiendo en Patna. Mi visita fue con motivo de tales ayudas, donde si todo va bien estableceremos líneas de investigación y colaboración. Aparte del proyecto de la universidad de Nalanda, la gente de IIT Patna me mostró sus planes para crear una ciudad universitaria completa con sus aulas, zona deportiva, zona residencial, tiendas, campos de deporte. La ciudad estará ubicada a 30 kilómetros de Patna. Tal vez esta ciudad se convierta en otra fortaleza que separe ricos de pobres, no sé. Pero mi punto de vista es que la mejor ayuda que se puede dar a un país no es dinero ni comida, sino información y educación a sus gentes. Apoyo los proyectos de IIT Patna y la universidad de Nalanda con todo mi corazón, y espero que sean un éxito.
Durante mi corta visita a Patna conocí a muchos estudiantes inteligentes y ansiosos por aprender y contribuír al conocimiento. La semilla de Nalanda sigue allí, esperando su momento para dar más fruto, y quién sabe, recuperar lo que se perdió hace tantos siglos.