"Os voy a contar una historia. Es una historia muy diferente de las que tú conoces. Esta no es tu historia. Es mi historia. Una historia de mi gente".
Así empieza la narración en la película "10 canoas". Esta es una película diferente. Es una película hecha por australianos (de los de antes de que llegaran los europeos) acerca de algo que ocurrió hace muchos, muchos años. Algo que se pasó de boca en boca a través de incontables generaciones. Pero, mientras ves la película, te das cuenta de que la historia, en el fondo, trata de temas universales y que siguen siendo relevantes ahora. La historia exacta, tal y como la cuentan en la película, puede que no haya ocurrido nunca. No importa. La historia en sí y el mensaje que lleva es lo que importa. Se trata de cómo convivir, de cómo crecer y hacerse adulto, y de cómo respetar a los demás.
Añade a esto la fotografía, y sobre todo, la narración, y la película se hace inolvidable. El narrador es David Gulpilil, famoso actor australiano. Esta película, aun con su fotografía impresionante, se podría disfrutar sin verla, solamente con oirle hablar. Te hace tener ganas de escuchar más historias, sentado junto al fuego, acerca de los nativos australianos, sus costumbres y sus creencias.
Si tienes ganas de ver algo distinto, si quieres escaparte de las películas de Hollywood, tienes que ver esta película. Muestra una cultura y un modo de ver la vida que alguien podría clasificar de atrasado. Atrasado tal vez en lo material, pero no en lo humano. Y eso es lo que importa.
jueves, agosto 17, 2006
lunes, agosto 14, 2006
Una marea roja
El domingo pasado ha sido un día especial. Más de 63.000 personas se juntaron en el centro para correr desde la ciudad hasta la playa, una distancia de 14 kilómetros. Es el día del "city to surf". Según los organizadores de la carrera, se batió el récord de la carrera cronometrada con más participantes del mundo. Bueno, no sé si llamarlo carrera, la verdad, pues la mayoría de la gente no se esforzó en correr. Tal y como se supone que dijo Pierre de Coubertin, el fundador de los juegos olímpicos modernos, "lo importante es participar". A la gente no le interesaba tanto el ganar o ni siquiera el superarse. Más bien, de esa manera tan australiana, la gente se apuntó a la fiesta contínua y el espectáculo de ver a tanta gente participar, y estar en el medio de todo.
Esta es la cuarta vez que participo en esta carrera tan especial. Sí, hubo un ganador, que tardó poco más de 40 minutos en correr los 14 kilómetros. Mi "marca personal" es de poco más de dos horas, pero esta vez Mineko y yo fuimos más relajados y tardamos algo así como 2 horas y 40 minutos. La verdad es que no se podía correr, pues había tanta gente caminando que era difícil adelantar mucho.
Y es que este evento es algo que no me puedo perder. De los 63.000 participantes, algunos de ellos van disfrazados de supermán, de gorila, de señal de tráfico, ... de todo aparece. Y luego están los que animan a los participantes. Con música para deleitarnos (o hacernos sufrir), con agua de manguera para refrescarnos, con la barbacoa encendida para tentarnos,... Y este año, los organizadores pensaban hacer una foto desde el espacio, a ver si se puede ver la carrera. Repartieron gorras rojas, y esperaban que en la foto se viera una línea roja de 14 kilómetros de longitud. La foto no la han puesto en la red aún, a ver cuándo la ponen. Si realmente se ve la línea del espacio, los extraterrestres tal vez creerán que han descubierto un gusano gigante de 14 kilómetros de longitud...
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