sábado, diciembre 08, 2007

Como Cristo por su lago

El gran día llegó. El pasado domingo fue la carrera de natación entre Bondi y Bronte, dos de las playas más carismáticas de Sidney. El año pasado la carrera fue toda una aventura, era mi primera carrera de natación a mar abierto, y ese año la carrera fue más dura de lo normal. Tuve que soportar olas de varios metros de altura y alguna que otra medusa.

Esta vez el día era perfecto. Buen tiempo, pocas olas, y gran cantidad de participantes. Y la natación en sí fue como un paseo, como Cristo paseándose por su lago. No cometí el error de tratar de ir demasiado rápido al principio, como la semana pasada, y así conseguí quedarme entre el grupo de los gorros verdes, mi grupo. Disfruté de la natación, disfruté de los torpedos, gente de grupos que salían después del mío que nadaban como si fueran peces. A mitad de camino incluso me paré para ofrecer hacer una foto a uno de los nadadores que estaba haciendo fotos desde el mar. Me di cuenta demasiado tarde que este nadador no estaba participando, sino que era uno de los organizadores... con lo que seguí nadando.

Sin darme cuenta, de repente una ola rompió detrás de mí y pasó por encima. ¡Estoy en Bronte! ¡Y yo sin enterarme! Salí del agua a la arena, y aun tenía energía para correr hasta la meta y adelantar a unos cuantos rezagados. Y no paré, tras pasar la meta fui directo al agua otra vez, a disfrutar de las olas, que esta playa tenía más olas que Bondi.

Esta carrera-paseo fue como estas carreras deben de ser, un placer y una excusa para nadar un par de kilómetros en el mar. ¿Y cuánto tardé? Fueron 45 minutos, mucho menos que la hora y cuarto del año pasado... y es que el mar, cuando ayuda, es una delicia.

2 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Toma ya, ese es mi Diego. A este paso, dentro de poco tenemos un Record Guiness en la familia, jejejejeje...

Besitossss

Unknown dijo...

Pues si, Esther, que me ha entrado el gusanillo de la natacion. De records nada, pero de placer, un monton.