sábado, abril 29, 2006

La batalla perdida

El martes pasado 25 de abril Australia celebró la batalla de Gallipoli. El hecho de que se conmemore esta batalla es bastante especial por varios motivos. Para empezar, la batalla ocurrió en Turquía, es decir, casi en las antípodas de Australia, durante la primera guerra mundial. El hecho de que se conmemore una batalla tan lejos de suelo australiano ya es curioso, pero aún hay más. El combinado de tropas australianas y novocelandesas perdieron de forma catastrófica. Parece ser que Winston Churchill y su comité de decisiones desestimó las dificultades del terreno y la decisión de los turcos para defender su patria.

Mucho se ha hablado aquí acerca del significado de esta conmemoración. La batalla de Gallipoli fue una de las primeras acciones internacionales de un país recién formado que acude a ayudar a su "protector", Gran Bretaña. El hecho de que las tropas australianas y novocelandesas se esforzaran tanto en algo que no se podía ganar se recuerda en un modo u otro en este día. Es una batalla en la que, por qué no decirlo, Australia empezó a perder su inocencia. Prueba de ello es que más tarde, tal vez como desencanto de los actos en esta batalla, y viendo las pocas ganas de Gran Bretaña de ayudar a Australia, Australia se alejara de la influencia de Gran Bretaña para tomar su camino propio. Aunque, mirando esto de manera cínica, realmente Australia ha pasado de la influencia de Gran Gretaña a la de los Estados unidos.

Realmente este día es difícil de comprender. Ya no queda ningún soldado de aquella batalla, y ahora desfilan veteranos de la segunda guerra mundial. Sí, hay otras batallas en la segunda guerra mundial que han quedado en la memoria de los australianos porque se perdieron, por ejemplo la ruta de Kokoda. Y la verdad es que aquí no se celebra ninguna batalla en la que ganaran. Ya quedan pocos de esos veteranos, y el desfile empieza a llenarse de los hijos y nietos. No sé cómo será esta celebración dentro de un par de décadas. Tal vez se convierta en el símbolo de los valores australianos, o en el símbolo de la futilidad de la guerra. No sé, habrá que esperar y ver.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé que es más triste, si la necesidad de un país de recordar una guerra, o una batalla, o el hecho de que en ese juego absurdo que es la guerra, se perdieran tantas vidas...
Los australianos perdieron y lo celebran. O tal vez en realidad lo que hacen es no olvidar a los que sí perdieron sus vidas y por tanto lo único de valor que realmente tenían.
Puedo imaginarme las caras de aquellos jóvenes, orgullosos dentro de su traje militar, defendiendo lo que ni ellos mismos acababan de comprender, mientras los políticos tomaban decisiones desde sus despachos, fingiéndose afligidos por los muertos, cuando en realidad se regocijan de su buena suerte: Ellos proponen las guerras, pero nunca mueren en ellas. Los políticos juegan a ser Dios, decidiendo sobre la vida de inocentes y soldados, sin importarles mucho lo que les suceda, sólo preocupados por las ganancias que de todo ello consigan, y eso sí, protegiendo a los suyos, no vaya a ser que una bala perdida se los lleve al otro barrio.
Dices que en la batalla de Gallipolis Australia perdió. Yo te digo que Turquía también lo hizo. Y es que en las guerras no hay ganadores, tan sólo quedan los despojos de la sangre absurdamente derramada.
Besos

Unknown dijo...

El día a que me refiero, Anzac Day, es bastante complejo por lo que representa. Guerras, derrotas, fallos humanos, pero también entrega, obediencia, sacrificio.

Depende de cómo se vea lo que se recuerda es bueno o malo. Incluso los ideales de entrega y sacrificio se pueden tomar a las malas (al fin y al cabo el terrorista suicida es un ejemplo extremo de entrega y sacrificio). Pero lo más importante es recordar, que no se olvide lo que pasó para evitar que se repita.