Con la llegada de la primavera, como dicen, la sangre se altera. Y a mí se me ha alterado de una forma extraña. De repente me ha dado por cultivar bonsais. Hace unas semanas Mineko y yo fuimos a una exhibición de bonsais, y la semana pasada incluso fuimos a un cursillo de bonsais. Solamente dos horas, pero disfrutamos de lo lindo preparando un bonsai cada uno. Aquí está el resultado. Este es el bonsai de Mineko, que le salió mejor que a mí. Bueno, bonsai es un decir, que tenemos que esperar lo menos 10 años para poder decir que realmente lo es.
Ya veremos lo que nos dura. La verdad es que da mucha ilusión seguir de cerca el crecimiento de un árbol en miniatura, y tomar decisiones acerca de su diseño. Unos dicen que es torturar el árbol, otros que es como querer ser como un dios que modifica un ser vivo a su antojo. A los primeros les digo que el árbol se tortura tanto como en un jardín, y que un bonsai puede durar mucho más que un árbol de tamaño natural. A los segundos les digo que no es tanto el ser como un dios (y al fin y al cabo muchos padres quieren que sus hijos sean como los padres quieren, ¿no?), sino el ver cómo se desarrollan, y estar pendientes de si sufren o no...
Ya enviaré más fotos dentro de 10 años.
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3 comentarios:
CAsi mejor si nos enseñas las fotos antes, por cierto, se valiente Diego y enseña el tuyo, anda... Ya me estoy temiendo lo peor ¿no lo habrás matado? miedo me das, jejejeje...
Besitos guapo
Uy, pues ya no puedo poner las fotos de cómo estaban antes. Diría que estaban "con el pelo sin hacer".
Si quieres ver el otro, aquí está...
¿De verdad ese otro es el tuyo?, oye pues están muy bien los dos. A mi me encantan los bonsais, creo que es una forma de acercar la naturaleza a las zonas urbanas con poco espacio. Se puede hacer un bosque en la mesita de noche. Cuando estaba en la facultad me dió por cultivarlos y la verdad es que dan muchas sadisfaciones ¡ánimo! y enseñanos las fotos al menos con una perioricidad semestral no seas tacaño. Marilyn
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