domingo, julio 08, 2007

Atenas


El tiempo ha pasado volando y no he tenido tiempo de escribir cada día, como pretendía. Simplemente, Atenas tiene mucho, demasiado para los pocos días que teníamos para ella. No hemos podido dedicar el tiempo que se merece, y además yo tenía mis asuntos de trabajo que atender. Pero bueno, aquí escribiré un breve resumen de lo acontecido en Atenas el resto de los días, un resumen muy pobre pero que tendrá que valer.

El miércoles estuve todo el día ocupado con la visita a la universidad, y apenas tuve tiempo para reservar un viaje a Santorini, una de las islas más conocidas de Grecia. La reserva la hice con prisas, tras intentar con dos agencias de viaje. A la tercera fue la vencida, y conseguí reservar vuelo de ida, alojamiento en un lugar desconocido de la isla (cómo será?), y vuelta en barco porque no quedaban plazas de avión.

A la cena con Ion, mi persona de contacto en Grecia, me contó que es un poco arriesgado tomar un barco el último día de estancia en Grecia, pues a veces el viento hace imposible la travesía y tienen que suspender los viajes en barco. Bueno, lo hecho hecho está, a ver si el tiempo se comporta y no tenemos problemas. La cena, por cierto, fue estupenda, al lado de la Acrópolis en una zona de restaurantes muy concurrida.

El jueves es el último día en Atenas. Apenas hemos visto nada, con lo que tenemos que usar todo el día para ver lo que podamos. Lo primero por ver es, por supuesto, la acrópolis. Muchos siglos han pasado desde que se construyó, y ahora está en ruinas, y lo poco que queda está en restauración, lleno de andamios. Pero aun así la acrópolis es toda una inspiración. La grandiosidad de las columnas en la entrada hacen ver la gran riqueza y avance tecnoloógico, y sobre todo, artístico, de aquellos tiempos. Y esto hace ver nuestro "progreso" con cierta perspectiva. Como dice Mineko, las obras griegas son como de otro mundo, un mundo que desapareció por varios motivos, y que no se puede recuperar. La tecnología ha avanzado desde entonces, pero el sentido artístico de la Grecia antigua sigue allí, dando inspiración a quien se sienta inclinado a recibirla.

Eso sí, el calor de Atenas en estos días de verano son cosa de este mundo, y muy palpable. La acrópolis recibe un poco de la brisa del mar no lejano, pero aun así el calor no deja opción para ver mucho sin empezar a sudar como en una sauna, y pronto bajamos a tomar un granizado de limón en la entrada. Seguimos camino a la Plaka, la zona de comercio, a caballo entre un bazar y un mercado. Los comerciantes, pesados, intentan venderte lo que puedan. Nosotros, hambrientos, sedientos y sudororos, intentamos ignorarlos y buscar un lugar donde comer. Al final llegamos a nuestro destino, una zona en Monastiraki con bares que se especializan en suvlaki, esos pinchos de carne tan populares. Aun me acuerdo de mi primer viaje a Atenas. El olor de la parrilla y las hierbas han quedado conmigo desde entonces, y las memorias han llegado en cuanto he puesto pie en Monastiraki. Los suvlakis, mejores que los que mi memoria recordaba, han sido la mejor comida hasta ahora en Grecia.

Después de comer, vamos al museo arqueológico, que no se puede hacer otra cosa con este calor. Llegamos al museo, cansados y sudorosos, y sin fuerzas para ver las obras, con lo que decidimos tomar algo antes de empezar. Me acuerdo del quiosco a la entrada. Este fue un lugar nefasto en mi primera visita, pues uno de los camareros pretendió que el dinero que le dí, que era más del valor de la bebida pues no tenía billetes pequeños, era su propina. Y se la tomó como tal, a pesar de mis protestas. No tuve otra opción que dejarle con mi dinero pues mi grupo ya había partido y yo arriesgaba quedarme solo en Atenas en aquella ocasión. El camarero, muy pillo, vio lo que estaba pasando y se aprovechó. Total, que en este segundo viaje volvi al quiosco con pocas ganas, pero no había otro lugar donde enjuagarnos la sed. Nada más llegar, el camarero nos dio una jarra de agua, incluso antes de pedir nada. Esto se lo agradecimos sobremanera, y tras vaciar casi un litro de agua en nuestros estómagos pedimos nuestra bebida. Yo pedí batido de chocolate, lo mejor que se me ocurrió para recuperar fuerzas. Ya recuperados, pagamos la cuenta y el camarero se esforzó por darme el cambio exacto aunque yo, con las prisas, empezaba a marcharme antes de que él acabara de darme el cambio completo. Esta situación me alegró el corazón. Este camarero no tiene nade que ver con el que me robó la otra vez. Asunto concluído, tras más de veinte años no me queda rencor.

Las obras del museo supongo que son las mismas que en mi primera visita, pero mi impresión esta vez fue mucho más grande. Las obras de arte son como un buen vino, que mejoran con los años. Y estas llevan ya miles. La sala de exposiciones temporales fue especial para nosotros. Presentaga hallazgos de un poblado de las primeras eras de Grecia, mucho antes de la Grecia clásica. Este poblado fue destruído por un volcán, algo así como la Pompeya de Grecia. Tras ver las obras de esta sala descubrimos con sorpresa que el poblado está en Santorini. Precisamente la isla que pensamos visitar! Un motivo más para ir a esta isla, y un lugar más a visitar en la isla.

Volvimos al hotel tras un largo paseo de vuelta por la plaka, visitando tiendas, y disfrutando del ambiente tan vivo de la noche, fresca y alegre, cuando toda la población de Atenas sale a la calle. Pero nosotros tenemos aun mucho que hacer, pues nos vamos al día siguiente a Santorini, y el avión sale a las 6 menos cinco de la mañana. Y entre una cosa y otra, se me hicieron las dos y aun sin ir a la cama. Total, que la noche del jueves fue cortísima para mí, solamente dormí hora y media pues me tenía que levantar a las 3 y media para poder llegar al aeropuerto antes de las 5 de la mañana.

Pero tengo que acabar la narración aquí, que se me ha hecho tarde, hoy es sábado, estamos en Santorini, y mañana aun nos queda mucho que hacer.

Espero poder seguir contando mañana desde el barco. Buenas noches.

2 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Por fin te leo, Diego. Ya creí que te habías derretido con el calor ateniense, jejeje.

mmmmmmm Que recuerdos me has traído a la memoria, ains.. Que ganas me dan de volver.

Santorini creo que no la visité en mi paseo por las islas griegas de un día de duración, así que me voy corriendo a leer que me cuentas (o que nos cuentas)

Besitosssss

Unknown dijo...

Hola Esther,

Muchas cosas me he dejado en el tintero sobre este viaje a Santorini... sobre todo porque estaba tan cansado para escribir todo. Fueron unos días muy intensos e inolvidables. La isla es tan diferente de Atenas. Y esta isla es de las más turísticas. Seguro que las otras islas guardan secretos más interesantes.