sábado, septiembre 22, 2007

De vuelta en Sidney



El último día en Melbourne ha pasado rapidísimo. Es el día de mi ponencia en la conferencia, que ha pasado sin grandes problemas y sin que me hicieran preguntas difíciles. Aun me acuerdo de la primera vez que hice una ponencia en una conferencia. Fue en Tarragona, y hay que ver los nervios que tenía. De esto ya hace más de diez años, y ahora las ponencias son casi como dar una clase más, pero hablando más aprisa, con menos tiempo, y con una audiencia que te entiende y comparte tus intereses.

Acaba la conferencia, y en un par de horas, el tiempo que me queda antes de tomar el avión, intento sacar el máximo provecho a mi viaje a Melbourne. Por lo pronto, muy al modo de Melbourne, el tiempo es lluvioso, una lluvia fina y constante que empapa hasta el fondo. Pero bueno, esto es parte de la ciudad, y posiblemente lo que hace que haya tanto ambiente en bares y pubes. Fui corriendo al restaurante griego que Mineko y yo descubrimos el viaje pasado, Stalactites, y como la cola para tomar mesa era tan larga como esperaba, pedí un gyros para llevar, y me lo llevé, bajo la lluvia, hasta el centro comercial del centro de la ciudad.

Y allí que estoy, en el comedor del centro comercial, disfrutando del gyros. El sabor me lleva a Grecia, a Atenas, Santorini. El gyros es el mejor que he comido en mi vida, con carne de cordero a la brasa y salsa de hierbas. Por un precio más barato que lo que se sirve en este comedor, estoy comiendo una comida celestial. Sí, tal vez las comida tailandesa e india sean exóticas, exhuberantes y llenas de sabor, pero no hay nada como un cordero a la brasa bien hecho.

Por cierto, la foto es de la torre del centro comercial. Es un edificio histórico que decidieron conservar a la hora de construir el centro. Ahora el edificio es una atracción del centro, una torre bajo techo.

De vuelta en el avión me niego a probar las nueces de macadamia que me ofrecen. el regustillo del cordero sigue en mi boca y no quiero romper el encanto. El avión, el último vuelo que llega a la terminal, llega con unos pocos minutos de retraso. Tras la larga espera para que saquen las maletas al final llego a la parada de taxi un poco después de las 11 de la noche. La cola es larguísima y no hay taxis. Total, que tras esperar más me media hora hasta que lleguen taxis y los pasajeros delante de mi tomen sus taxis, al final puedo tomar el mío. Le pregunto al taxista si esto es normal, y me cuenta que, como el vuelo llegó con retraso, era más tarde de la hora que suele haber taxis. ¡Bienvenido a Sidney!, pienso. Los del aeropuerto parecen ser incapaces de predecir que los que vienen en el avión necesitarán taxi. El aeropuerto de Sidney no tiene transporte público adecuado. La verdad es que ninguna parte de Sidney tiene transporte público adecuado, tan al contrario de Melbourne.

Pero bueno, por lo menos el tiempo en Sidney es mejor. ¡Buenas noches!

2 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Ya es primavera para vosotros... Y otoño aquí, y no veas como entró el otoño, con lluvias y bajadas de temperaturas.. No sé si te has enterado de las inhundaciones y demás.
En fin, que dentro de poco nos estás contando tus primeras carreras de natación en mar abierto y de tus avances con la tabla, jejejejejeje...

Por cierto ¿y que es el gyros?

Besitossssss

Unknown dijo...

El gyros es lo mismo que el kebab, versión griega (el kebab es turco). Es carne envuelta en pan de pita... tiene sentido esto que digo? Si no, mira esta otra entrada donde hay una foto. Y esto me recuerda que me olvidé añadir un par de enlaces a la entrada... lo haré ahora mismo