Otra vez de viaje. Con motivo de asuntos de trabajo, esta vez me ha tocado un viaje complicado pero prometedor. Complicado porque el itinerario no es lo corriente de ir a una ciudad y volver, sino que viajaré a varios países de dos continentes distintos, y el viaje es en parte con Mineko y en parte solo. Os cuento.
Mineko y yo hemos partido del aeropuerto de Sidney, pero con dos destinos distintos. Mineko viaja a Japón, a reunirse con la familia por una semana. Yo, en cambio, viajo a Praga, con motivo de una conferencia. Estaré en Praga una semana, y Mineko vendrá a Praga para pasar un fin de semana en la ciudad de las cien puntas (que, si me acuerdo bien, este es el apodo de Praga).
De Praga, Mineko y yo viajamos juntos a Atenas. Yo tengo una visita de trabajo que hacer, y Mineko tiene planeado trabajar también, de traducción por internet, como hace en casa. Y en los tiempos libres visitaremos alguna que otra ruina y alguna que otra isla. Viajamos juntos a Grecia pero no en el mismo vuelo, cosas del destino. Y es que no es tan fácil conseguir el mismo vuelo cuando los viajes se organizan desde dos agencias de viaje distintas, pero bueno, ya contaré en otra ocasión el asunto de las agencias de viaje.
Después de Grecia, viajamos juntos, pero otra vez en vuelos distintos, a Japón, donde iremos a ver a la familia de Hokkaido. De paso iremos a Omiya, un pueblo al norte de Tokio conocido por sus bonsais.
El viaje es prometedor porque me servirá de recuerdo de mis primeros viajes internacionales. Atenas fue la primera ciudad no ibérica que visité. Antes visité Andorra la Vella, pero Andorra está tan cerca de España y van tantos españoles que el ambiente allí es como estar en casa. Fui a Atenas en el viaje de instituto, hace más de veinte años, y será curioso ver cómo el tiempo y las olimpiadas la han cambiado. Grecia fue el primer país en el que descubrí modos de vivir distintos, donde la lengua no es la madre lengua española, y en donde casi cada paso era una experiencia memorable.
Praga fue la ciudad que escogí como destino en mi primer auténtico viaje a la aventura, mi primer inter-raíl, hace casi veinte años. Cuando fui a Praga por primera vez el país, que entonces era aún Checoslovaquia, acababa de abrir las fronteras a los turistas, y aún se veían trazas de la época comunista. Espero encontrar grandes cambios en Praga, pero si para lo mejor o para lo peor, pronto lo veré. El viaje que me llevó a Praga cambió mi vida de raíz, ví otras culturas, escuché lenguas extrañas para mí, y despertó mi interés por ver más, por viajar, y a ser posible por vivir fuera de España por una temporada para intentar ver cómo se puede ver el mundo desde una perspectiva diferente. Y así he acabado, viviendo en Australia, que más lejos de España casi no se puede estar. Viajar a Praga será como volver a encontrarme. Tal vez el círculo se cierre en Praga, donde empezó.
Ahora estoy en el aeropuerto de Singapúr. El viaje ha empezado muy agitado, que hemos llegado al aeropuerto de Sidney con más de una hora de retraso y casi perdemos los vuelos. Después de diez horas de vuelo, dentro de unos minutos volveré al avión, a pasar otras quince horas, para tomar la última conexión en Zurich para llegar a Praga por la mañana, hora europea, unas 30 horas después de salir de Sidney.
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2 comentarios:
No entiendo el final "ahora estamos en singapur" ¿y eso? En fin, me parece divertido, interesante y como siempre, una aventura para mi Fraggel explorador.
Recuerdo aquel viaje inter-rail, con Tere. Os fuisteis llenos de ilusión, (he de confesar que me disteis una envidia terrible, pero buena, claro) y volvisteis más felices todavía. Creo que aquel viaje marcó un antes y un después para los dos.
Grecia. Para mí no fue mi primer país, a decir verdad, la primera vez que puse un pie fuera de España (sin contar Andorra) fue en Francia, iba con mi padre y Carmen y la caravana. El segundo país que visité en mi vida, también con la caravana, fue Portugal, el norte de Portugal. El tercero fue Gran Bretaña, Londres, concretamente, con algunas visitas y con vuelta por Paris, donde decidí que quería aprender cuantos más idiomas mejor. Volví al año siguiente y visitamos Escocia y me enamoré de Iverness y como no del lago Ness... y de todos los lagos. Que bonita es la carretera que los recorre. Y mi cuarto país, justo al año siguiente, fue Grecia. Y caí prendada de las islas griegas, espero poder volver pronto...
Después la vida me ha dado tantas vueltas... Tú algo sabes, la cuestión es que salvo alguna visita a la frontera con Francia y a Andorra, no he podido pisar tierras extranjeras hasta el año pasado, cuando visité Marruecos, conocí el Sahara y descubrí que un trozo de tierra desierto nunca estuvo más lleno de sensaciones. Por cierto ¿sabes que este año vuelvo? Pues sí, volveré a Marrakech y esta vez sólo a la ciudad. Será dentro de apenas tres semanas, el 15 de julio... Y como no, en mi blog vendrán noticias.
En fin, que buen viaje para los dos. Dile a Mineko que me muero por visitar su país, y más aún desde que leí Memorias de un Gheisa. Si antes tenía ganas de visitar el país del sol naciente, ahora más todavía....
Besitos
Hola Esther,
El viaje que mencionas fue mi segundo inter-rail, el primero fui unos años antes y fui solo. Fue realmente el viaje que cambió mi vida de raíz, y recomiendo a todos hacer algo así, irse solos (no en pareja ni con amigos) y visitar otro país. Se aprende acerca del país, y sobre todo se aprende acerca de uno mismo.
Tú también has viajado, y es estupendo que vas a volver a Marruecos. Ya nos contarás en tu blog!
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