Pues sí. Esta vez se puede decir que las olas no me ganaron. Como los otros dos fines de semana pasados, el sábado fuimos a la playa de Long Reef. Allí las olas eran bastante pequeñas, y la diversión no era gran cosa. Con lo que el domingo fuimos a probar suerte a la playa de Avoca. Las olas eran más grandes, algo así como de metro y medio. Pero eran manejables. Mineko y yo nos lo pasamos en grande. Ella usaba una colchoneta con agarraderas, y yo usaba mi tabla de bodyboarding. Y los dos disfrutamos de lo lindo.
Ahora sí, supongo que si la condición del mar fuera como la de los otros fines de semana, otro gallo nos cantaría. La conclusión es que, en realidad, el mar siempre gana cuando se empeña en ello.
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1 comentario:
Entonces ya podemos decir olas 2, diego 1, jejejeje... Bueno, es cierto que el mar gana cuando quiere, para eso es más grande, pero si se le respeta, siempre tiene un detalle...
Besotesssss
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