domingo, marzo 05, 2006

Las desventuras de un inexperto bodyboarder

Llevo más de dos años practicando bodyboarding a mi manera. Bodyboarding es como hacer surf pero con una tabla más corta y flexible. Cuando se toma una ola, en vez de ir de pie como en las tablas de surf, lo normal es estar acostado encima de la tabla, o tal vez de rodillas.

Pues eso. Cada año uso la tabla de bodyboarding como unas cuatro o cinco veces, y así no hay manera de aprender. Hoy, Mineko y yo hemos ido a la playa de Avoca, al norte de Sydney. Mientras Mineko leía un libro en la playa, yo me he dedicado a intentar hacer bodyboarding. Las olas eran preciosas desde la distancia, y parecía fácil tomarlas. Bueno, parecía. En mi primer intento, la fuerza de las olas era tal que no era capaz llegar a donde las olas rompían. La misma fuerza de las olas no me dejaba llegar a la zona profunda. Después de media hora de intentar, desistí el intento, y salí fuera a descansar. No conseguí tomar ni una ola.

Una vez fuera, me fijé en un grupo de surfistas, y me asombré de lo fácil que era para ellos llegar a la zona profunda. No pude evitar intentarlo otra vez. Esta vez entré en el agua desde la zona donde entraban todos los demás. Cuál fue mi sorpresa cuando, casi sin darme cuenta, llegué a la zona donde rompían las olas. Entonces me dí cuenta que los surfistas usaban esa zona para llegar a las olas porque tenía corriente mar adentro. El problema es, que la corriente seguía mar adentro, y al cabo de poco me ví en zona profunda, más allá de donde rompen las olas. Intenté ir a zona menos profunda, pero la corriente era demasiado fuerte y me tiraba para adentro. ¡Qué situación más complicada! Tardé algo así como hora y media para salir de la zona de corriente. Estaba tan cansado que tomé la primera ola que pude y salí del agua.

Después del susto, la verdad es que me gustó la experiencia. Nunca estaba en peligro serio pues la playa estaba vigilada, y tomándolo desde el punto positivo, practiqué un montón de natación con la tabla. Y la ola que tomé fue una maravilla. Ha sido la ola más grande que he tomado, creo que era de más de dos metros.

El verano se está acabando, pero espero poder ir a la playa la semana que viene o la otra, a seguir jugando con las olas (o más bien, que las olas jueguen conmigo).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras estaba leyendo tu aventura bodyboarder, te estaba imaginando, una mezcla entre el Fraggel explorador y un surfista californiano, con los Beachboys de fondo, cantando aquello de "Good Vibrations" o "California girls" o "Surfin' USA" (cambiando lo de USA por Sidney, jejeje)...
Bromas aparte, parece divertido eso del bodyboarder, y la verdad, me encantaría probarlo, pero claro, ya sabes que eso de olas de 2 metros, aquí ni en pleno temporal...
Por cierto, ¿y por esas playas no hay bichos? quiero decir, tiburones, dellfines, rayas, ballenas... yo que sé, esas cosas que aquí si que no vemos más que en el Oceanogràfic.
El verano se os acaba... Es curioso, y yo que me alegro porque viene la primavera y los días vuelven a ser largos... y a ti se te van acortando poco a poco, y hablando de eso, en el solsticio de invierno tuyo ¿cuantas horas llegais a tener de sol? o lo que es lo mismo ¿sobre que hora os anochece?¿y cuanto os dura un día en pleno verano?...
Besos

Unknown dijo...

Hola Esther,

La diferencia entre los beachboys y yo es que ellos sacan pecho, pero yo saco barriga...

Lo de los bichos aquí hay todos los que dices (bueno, no sé de las rayas) y más, pero ya contaré, ya.

Y en cuanto a los datos astronómicos, no sé, tal vez encuentres algo en la página de web del grupo local de astronomía, ya me cuentas.

Anónimo dijo...

Gracias por la información Diego, y ves con cuidado con los tiburones, que igual te son indigestos, jejejeje... Bueno, luego miraré lo del grupo local de astronomía..