sábado, junio 10, 2006

Nueva York -- El último día


Hoy ha sido el último día en Nueva York. La conferencia ya ha terminado, y tengo todo el día para ver la ciudad. Bueno, hasta las cinco, cuando el taxi me lleva al aeropuerto. El día era precioso y no me apetecía ir de museos o exposiciones. Simplemente, fui de aquí para allá, a donde me llevaran los pies o el metro. El primer lugar donde fui fue a lo alto del edificio Rockefeller. La vista es fenomenal, mucho mejor que desde el Empire State Building... porque se desde allí se puede ver el Empire State en toda su gloria. El Empire State es un edificio soberbio, diría que está en el centro geográfico de Manhattan, y desde donde mejor se ve es desde el edilficio de Rockefeller... ¡y hay menos colas para subir arriba! Aunque tal vez es porque era aun por la mañana.

Después fui al Central Park, donde conseguí perderme a pesar de llevar brújula, y es que hace tanto tiempo que no uso la brújula que cuando la intenté usar confundí el norte con el sur... acabé en el lado contrario de donde quería ir. Era sábado, y el parque estaba lleno de neoyorquinos disfrutando de un día de verano en fin de semana. Descubrí que no juegan al beisbol sino al "softball", una versión del beisbol que es más fácil de jugar.

Fui a Washington Square otra vez, donde esta vez había una concentración de seguidores de Hara Krisna. Y es que de todo puede ocurrir en Nueva York.

Ahora estoy en el avión, de vuelta a Sidney. Ciertamente vale la pena visitar Nueva York al menos una vez en la vida. Aun no sé qué pensar de la ciudad. No es que haya visto mucho, pero lo que no se puede negar es que es una ciudad vibrante, donde si uno lo intenta, puede encontrar algo a su gusto.

Sobre los neoyorquinos, me da la impresión que dentro de su fachada de gente difícil (y es que hay que ver qué cara de pocos amigos que ponen cuando me acercaba a alguno preguntando una dirección), son gente sensible, que aman su vida privada y su forma de ser. Y, sobre todo, aman su ciudad. Es la capital del mundo, o eso dicen ellos. Y por cierto, yo que pensaba que todos los estadounidenses tienen un acento horrible, he descubierto que el acento neoyorquino es encantador. Suena muy sugerente y muy honesto, algo así como de alguien sensible o inseguro. Pero tal vez sea porque he visto demasiadas películas de Woody Allen, su acento es marcadamente neoyorquino.

El avión ha despegado y por fín he visto los rascacielos desde el aire. Parecen muy pequeños en la distancia (por motivos obvios los aviones no vuelan por encima de Nueva York), pero hay tanto que ver allí. A ver cuándo es la siguiente conferencia en Nueva York...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ainss.. Sabor a nostalgia en esta entrada tuya... Yo creo que los neoyorquinos son otra especie. Asumen su cualidad de ciudadanos de una ciudad cosmopolita que, a mi pensar, es ciertamente la capital del mundo. Aunque para mi, Paris se merece ese título, al menos Del viejo (mundo, se entiende).
Lo cierto es que el acento neoyorkino no es tan "desaborío" como el del resto de Estados Unidos. Es curioso que con la velocidad de palabra que puede alcanzar Woody y sin embargo se le llega a entender...
Y ya que hablamos de Woody Allen, todo un personaje, neoyorkino de nacimiento y de corazón, nadie como él ha hablado de las miserias y los dones de una ciudad tan diferente a cualquier otra como The City. Entre él Y Carrie, la protagonista de Sex in The City, interpretada por Shara Jessica Parker, yo he acabado enamorándome de New York y cantando con nostalgia, junto a Michael Bublé y Frank Sinatra, eso de New York New York...
Besos

Unknown dijo...

Sí, pero el problema de Nueva York es que no te puedes comprar ningún recuerdo que no sea hortera. Todas las tiendas tienen camisetas, peluches, etc. con el mensaje "I [corazón] NY". Pues también podrian hacer algo más original, ¿no?

Total, que al final no me compré nada. Con las fotos basta.