La carrera de natación es este domingo. Durante todos los fines de semana de este mes de noviembre he estado entrenando para la carrera, ahora ya está aquí, a ver si el entrenamiento ha servido para algo.
Y la verdad es que he disfrutado de lo lindo. Me he dado cuenta que nadar largas distancias no es tan difícil y no cansa tanto como pensé. Bueno, corrijo esto. No cansa tanto mientras nadas, y en todas las ocasiones, siempre llegaba a mi objetivo (un kilómetro la primera semana, kilómetro y medio la segunda, y dos kilómetros la semana pasada), y podría hacer más si quisiera. Pero el cansancio llegaba un par de horas después, ¡y con venganza! Pero que me quiten lo bailao, como dicen.
Los sábados entrenaba en la piscina de Dee Why para practicar resistencia. Nunca me han gustado las piscinas, no soporto el cloro, pero esta piscina es especial. La piscina es al aire libre, tallada en las rocas mismas y llena con agua del mar. Bueno, lo cierto es que esta piscina no es tan especial, hay una piscina así casi en cualquier playa de Sidney, y muchas de ellas, ésta incluída, tienen dimensiones olímpicas. Así da gusto practicar natación.
La semana pasada no pude nadar en la piscina, pues el día era tan bueno que la piscina estaba atiborrada de gente, y más que natación haría carrera de obstáculos. Con lo que hice la práctica en el mar mismo... qué diferencia. En vez de ver una línea negra en el suelo mientras nadaba, daba la impresión de estar en el equipo de Cousteau. Y yo sin saberlo, pero las rocas de Dee Why están llenas de vida, algas, peces y erizos. Fue todo disfrutar del espectáculo marino, hasta que se me ocurrió pensar que, si hay peces pequeños y grandes, también puede haber peces que se comen a esos peces, y tiburones que se comen a todos, y entonces mi disfrute pasó a miedo. Yo estaba allí, nadando, solo, en aguas con profundidad de varios metros, ¿y tal vez hay alguien o algo mirándome? En más de una ocasión me paré en seco, creyendo ver un movimiento sospechoso cerca de mí, solamente para descubrir que era el agua que mis movimientos mismos hacían salpicar. Por si acaso me acerqué a las rocas, pero el miedo acabó conmigo y decidí volver a la playa. En total hize como un kilómetro y medio. A la vuelta la piscina estaba casi vacía con lo que pude acabar mis dos kilómetros en aguas más tranquilas.
Pero, pasado el miedo, lo que me queda es el gusto de haber visto tantos peces y rocas. Dicen que el paisaje submarino durante el trayecto de la carrera es una maravilla. Pero también dicen que en la zona hay rayas (sí, como la que acabó con la vida de Steve Irwin, el cazador de cocodrilos) y no hace mucho que vieron un tiburón. Sí medio muerto, me dijeron, pero un tiburón al fin y al cabo. Me consuela pensar que en el día de la carrera la zona estará vigilada, y habrá tanta gente nadando que ya sería mala suerte que el bicho se decidiera por mí.
Ah, pero ¿y las medusas? Por si acaso me he comprado una camisa, que algo hará.
Bueno, la carrera es dentro de dos días. ¿Cómo será? ¿Disfrutaré del paisaje? ¿Me cansaré tanto que no podré ver nada? ¿Me entrará pánico de ver un pez gigante nadando sospechosamente cerca de mí?
Bueno, pronto lo sabré.
domingo, noviembre 26, 2006
Un nuevo test de inteligencia
No sé a vosotros, pero cuando pongo un comentario en el blogger y me piden que escriba el texto que ponen en la imagen, a veces lo ponen de tal forma que me es dificilísimo leerlo.
Dicen que la imagen es para evitar spam. La teoría de este mecanismo es que un programa no es capaz de descifrar la imagen, ya que para él no es más que un conjunto de puntos sin significado, y los algoritmos típicos para reconocer letras y números lo tienen difícil con estos tests. ¡Y tan difícil! Incluso un humano (o sea, yo) muchas veces no acierta y tiene que intentarlo dos, tres, o más veces.
Más que un mecanismo para evitar spam, esto es más un test de inteligencia. Lo que quiere decir que, el que me escriba un comentario a esta nota es alguien inteligente...
Dicen que la imagen es para evitar spam. La teoría de este mecanismo es que un programa no es capaz de descifrar la imagen, ya que para él no es más que un conjunto de puntos sin significado, y los algoritmos típicos para reconocer letras y números lo tienen difícil con estos tests. ¡Y tan difícil! Incluso un humano (o sea, yo) muchas veces no acierta y tiene que intentarlo dos, tres, o más veces.
Más que un mecanismo para evitar spam, esto es más un test de inteligencia. Lo que quiere decir que, el que me escriba un comentario a esta nota es alguien inteligente...
domingo, noviembre 19, 2006
El Aliod
La visita de Carmen me ha hecho intentar saber más de mi apellido Aliod. Tras una búsqueda de internet, lo que he encontrado es lo siguiente.
Primero, un montón de páginas y enlaces sobre mí. ¡Ay que ver, qué vergüenza! Parece que esté contaminando todo el internet con mis páginas. ¡A ver si los motores de búsqueda aprenden a distinguir mejor información repetida! Bueno, basta de quejas y lamentos. Pero si nadie arregla esto tendré que pensar en un proyecto que solucione este tipo de problemas...
El segundo grupo más frecuente es el de la herramienta geológica de Daniel Aliod. ¡Dani, primo, si lees esto, sepas que me alegra que tu invención vaya tan bien!
Pero hay un grupo de páginas de web que me intriga. Es sobre la estación meteorológica El Aliod, en Argelia. Por ahora no he descubierto más que eso, que es una estación meteorológica en Argelia. Pero no sé dónde está exactamente, ni de dónde viene su nombre, ni si tiene algo que ver con mi apellido. Se me antoja pensar que, tal vez mi apellido es árabe. Al fin y al cabo empieza con Al, y testimonio de la relación árabe es esta estación meteorológica.
Nada, que si es así ya tengo un destino de peregrinación.
Primero, un montón de páginas y enlaces sobre mí. ¡Ay que ver, qué vergüenza! Parece que esté contaminando todo el internet con mis páginas. ¡A ver si los motores de búsqueda aprenden a distinguir mejor información repetida! Bueno, basta de quejas y lamentos. Pero si nadie arregla esto tendré que pensar en un proyecto que solucione este tipo de problemas...
El segundo grupo más frecuente es el de la herramienta geológica de Daniel Aliod. ¡Dani, primo, si lees esto, sepas que me alegra que tu invención vaya tan bien!
Pero hay un grupo de páginas de web que me intriga. Es sobre la estación meteorológica El Aliod, en Argelia. Por ahora no he descubierto más que eso, que es una estación meteorológica en Argelia. Pero no sé dónde está exactamente, ni de dónde viene su nombre, ni si tiene algo que ver con mi apellido. Se me antoja pensar que, tal vez mi apellido es árabe. Al fin y al cabo empieza con Al, y testimonio de la relación árabe es esta estación meteorológica.
Nada, que si es así ya tengo un destino de peregrinación.
martes, noviembre 14, 2006
¡Qué calor!
El fin de semana pasado fuimos a la playa de Tamarama. Era un dia especialmente caluroso, y la playa estaba abarrotada de gente. ¡Hacia tanto calor que la furgona de los helados se derritió!
Vale, es una broma. La foto es de una exposición anual de esculturas en la playa de Tamarama. Siendo gratis y al aire libre, la exposición es enormemente popular. Y lo mejor de todo es que muchas de las obras están diseñadas pensando en el entorno.
He puesto unas cuantas fotos en mi página de flickr, con la etiqueta "sculpturebythesea".
Espero que os gusten.
Vale, es una broma. La foto es de una exposición anual de esculturas en la playa de Tamarama. Siendo gratis y al aire libre, la exposición es enormemente popular. Y lo mejor de todo es que muchas de las obras están diseñadas pensando en el entorno.
He puesto unas cuantas fotos en mi página de flickr, con la etiqueta "sculpturebythesea".
Espero que os gusten.
martes, noviembre 07, 2006
La carrera que para a una nación
Hoy ha sido el día de la copa de Melbourne. Es una carrera de caballos que se celebra anualmente en Melbourne, pero no es una carrera cualquiera. Es la carrera que para a toda Australia. En todos los lugares la gente se arrima al televisor a ver la carrera, y todos, incluso aquellos que no apuestan, se deciden a apostar por un caballo. Y cómo saber a qué caballo apostar? Todos los periódicos sacan análisis y predicciones, y siempre está el entendido cerca que te puede recomendar.
Pero la mayoría de la gente, o por lo menos de los que conozco, simplemente apuestan como en la lotería. En nuestro departamento sacaron el proyector y proyectaron la carrera en la pared. Las secretarias organizaron las apuestas, y asignaban caballos a los apostadores por suerte. A mí me tocó un nombre no muy alentador: "Maybe Better", que quiere decir "tal vez mejor". Este caballo me ha costado un dólar para la apuesta, pero tal vez mejor no haberlo hecho... bueno, lo hecho hecho está.
Y empieza la carrera. Allí que ves un montón de caballos, y no hay manera de saber quién es quién. En toda la carrera no pude encontrar mi caballo, pero la carrera en sí fue muy disputada. En los últimos metros dos caballos se disputaban el primer puesto, y al final, el caballo ganador ganó por media nariz. Más emoción casi imposible.
Aparece el entrevistador a caballo, y le pone el micrófono al jinete del caballo ganador. "Muy feliz, muy feliz", es lo único que el jinete dice a cualquier pregunta del entrevistador. No dijo otra cosa que "muy feliz". Al final, el entrevistador desiste y le deja disfrutar de la victoria. Resulta que el caballo ganador y su jinete son japoneses y ninguno de los dos habla inglés. La carrera australiana por excelencia, ganada por un extranjero. Pero qué alegría que le dio a Mineko.
Se acabó la carrera, la gente vuelve al trabajo, y yo vuelvo a mi despacho. Al cabo de unos minutos una secretaria viene con un sobre con tres dólares. ¡Mi caballo ha conseguido el tercer puesto! Y yo sin poder encontrarlo. Bueno, tal vez mejor así, "Maybe Better".
Pero la mayoría de la gente, o por lo menos de los que conozco, simplemente apuestan como en la lotería. En nuestro departamento sacaron el proyector y proyectaron la carrera en la pared. Las secretarias organizaron las apuestas, y asignaban caballos a los apostadores por suerte. A mí me tocó un nombre no muy alentador: "Maybe Better", que quiere decir "tal vez mejor". Este caballo me ha costado un dólar para la apuesta, pero tal vez mejor no haberlo hecho... bueno, lo hecho hecho está.
Y empieza la carrera. Allí que ves un montón de caballos, y no hay manera de saber quién es quién. En toda la carrera no pude encontrar mi caballo, pero la carrera en sí fue muy disputada. En los últimos metros dos caballos se disputaban el primer puesto, y al final, el caballo ganador ganó por media nariz. Más emoción casi imposible.
Aparece el entrevistador a caballo, y le pone el micrófono al jinete del caballo ganador. "Muy feliz, muy feliz", es lo único que el jinete dice a cualquier pregunta del entrevistador. No dijo otra cosa que "muy feliz". Al final, el entrevistador desiste y le deja disfrutar de la victoria. Resulta que el caballo ganador y su jinete son japoneses y ninguno de los dos habla inglés. La carrera australiana por excelencia, ganada por un extranjero. Pero qué alegría que le dio a Mineko.
Se acabó la carrera, la gente vuelve al trabajo, y yo vuelvo a mi despacho. Al cabo de unos minutos una secretaria viene con un sobre con tres dólares. ¡Mi caballo ha conseguido el tercer puesto! Y yo sin poder encontrarlo. Bueno, tal vez mejor así, "Maybe Better".
domingo, noviembre 05, 2006
El primer dia de playa
Hoy ha sido el primer dia que me he atrevido ir a la playa a bañarme. Y ha sido todo un atrevimiento, os cuento.
Animado por la emoción de la carrera "City to Surf", me voy a apuntar a otra carrera clásica en Sidney. Pero esta vez es de natación, y es como la continuación de la otra carrera. La carrera empieza en la playa de Bondi, donde terminó la "City to Surf" y termina en la playa de Bronte. Estas son dos de las playas más carismáticas de Sidney, y los respectivos grupos de salvavidas se enorgullecen de ser los más antiguos del mundo. Pero me ando por las ramas, volvamos a mi historia.
La carrera es de unos 2 kilómetros y medio, rodeando las rocas que separan las dos playas, y es efectivamente una carrera a mar abierto. Las olas y corrientes pueden ser bastante fuertes, con lo que hay cierto riesgo. Los organizadores ofrecen cursos de entrenamiento para la carrera. Y yo, como no tengo muy claro que pueda nadar en mar abierto con las olas que puedan haber el dia de la carrera, me he apuntado. Hoy ha sido el primer día del entrenamiento.
Me parece que, solamente el atender y entrar en el agua es bastante como entrenamiento. El entrenamiento empieza a las 8 de la mañana, que ya es temprano, ya. Y hoy no era precisamente un día que apeteciese entrar en el agua. Lleva lloviendo varios días, y la temperatura máxima no llega a los 17 grados. Pero allí que fui. Solamente tengo cuatro semanas para entrenar, y quién sabe, igual el día de la carrera es tal y como este.
El mar estaba bastante agitado, y del cielo caía una llovizna fina. Fui el primero del grupo en llegar a la cita. Y mientras esperaba, no tenia claro si alguien vendría, si yo sería el único en atreverse a entrenarse. Ya empezaba a hacerme la ilusión de que no tendría que afrontar las olas y el frío. Je, je, ahora me río. El instructor llegó puntual, y poco a poco vinieron los participantes. A las ocho eramos unas diez personas, y todos aparentaban una forma mucho mejor que la mía.
Alguien del grupo preguntó si íbamos a entrar en el agua. ¡Por supuesto!, dijo el instructor. Y allí que fuimos, al agua. Yo, por si acaso, llevaba puesto un traje de neopreno que me compré un par de semanas antes para esta ocasión. Con el frío que hacía, bien que lo agradecí. Pero en cuanto entré en el agua me dí cuenta que el traje no era tan necesario. El agua estaba más caliente, es decir, menos fría que el aire, y se estaba muy a gusto dentro. Eso sí, las olas eran más grandes de lo que se veía desde la playa, y en total el entrenamiento fue muy útil, solamente por el esfuerzo que tenía que hacer para aguantar las olas mientras nadaba.
El entrenamiento consistía en practicar la entrada y la salida en el mar, con lo que nos pasamos la hora entera entrando, nadando hasta un pundo determinado, y saliendo otra vez. Los otros participantes, buenos nadadores, me adelantaban cuando nadábamos mar adentro. Pero yo, con mi experiencia de bodyboarder, les tomaba ventaja a la hora de salir porque me aprovechaba del empuje de las olas.
Y qué olas. En varias ocasiones me sentí como un trapo en una lavadora, dando vueltas con el empuje de las olas. Solo que esta lavadora, en vez de limpiar te llenaba las partes de arena.
Alguien preguntó al principio si el tiempo del día de la carrera fuese como hoy, si la carrera se haría. El entrenador dijo que el día de hoy es un día limite. Si las olas son un poco más grandes lo más normal es que se cancelara la carrera. Esto me alegró en sumo. Quiere decir que, si puedo sobrevivir estas olas, puedo hacer la carrera... es decir si no me muero del cansancio en el recorrido.
Al final de la sesión, ya exhausto, me sentí como un crío. Creo que esto del mar es lo mío. Se siente algo especial cuando uno está a merced de las olas, algo como si alguien especial, Gaia, te estuviera meciendo. Me he quedado prendido de esta sensación, es como si el invierno no hubiera existido, y la última vez que entré en el agua fuera la semana pasada. ¡Se abre la veda de playa!
Animado por la emoción de la carrera "City to Surf", me voy a apuntar a otra carrera clásica en Sidney. Pero esta vez es de natación, y es como la continuación de la otra carrera. La carrera empieza en la playa de Bondi, donde terminó la "City to Surf" y termina en la playa de Bronte. Estas son dos de las playas más carismáticas de Sidney, y los respectivos grupos de salvavidas se enorgullecen de ser los más antiguos del mundo. Pero me ando por las ramas, volvamos a mi historia.
La carrera es de unos 2 kilómetros y medio, rodeando las rocas que separan las dos playas, y es efectivamente una carrera a mar abierto. Las olas y corrientes pueden ser bastante fuertes, con lo que hay cierto riesgo. Los organizadores ofrecen cursos de entrenamiento para la carrera. Y yo, como no tengo muy claro que pueda nadar en mar abierto con las olas que puedan haber el dia de la carrera, me he apuntado. Hoy ha sido el primer día del entrenamiento.
Me parece que, solamente el atender y entrar en el agua es bastante como entrenamiento. El entrenamiento empieza a las 8 de la mañana, que ya es temprano, ya. Y hoy no era precisamente un día que apeteciese entrar en el agua. Lleva lloviendo varios días, y la temperatura máxima no llega a los 17 grados. Pero allí que fui. Solamente tengo cuatro semanas para entrenar, y quién sabe, igual el día de la carrera es tal y como este.
El mar estaba bastante agitado, y del cielo caía una llovizna fina. Fui el primero del grupo en llegar a la cita. Y mientras esperaba, no tenia claro si alguien vendría, si yo sería el único en atreverse a entrenarse. Ya empezaba a hacerme la ilusión de que no tendría que afrontar las olas y el frío. Je, je, ahora me río. El instructor llegó puntual, y poco a poco vinieron los participantes. A las ocho eramos unas diez personas, y todos aparentaban una forma mucho mejor que la mía.
Alguien del grupo preguntó si íbamos a entrar en el agua. ¡Por supuesto!, dijo el instructor. Y allí que fuimos, al agua. Yo, por si acaso, llevaba puesto un traje de neopreno que me compré un par de semanas antes para esta ocasión. Con el frío que hacía, bien que lo agradecí. Pero en cuanto entré en el agua me dí cuenta que el traje no era tan necesario. El agua estaba más caliente, es decir, menos fría que el aire, y se estaba muy a gusto dentro. Eso sí, las olas eran más grandes de lo que se veía desde la playa, y en total el entrenamiento fue muy útil, solamente por el esfuerzo que tenía que hacer para aguantar las olas mientras nadaba.
El entrenamiento consistía en practicar la entrada y la salida en el mar, con lo que nos pasamos la hora entera entrando, nadando hasta un pundo determinado, y saliendo otra vez. Los otros participantes, buenos nadadores, me adelantaban cuando nadábamos mar adentro. Pero yo, con mi experiencia de bodyboarder, les tomaba ventaja a la hora de salir porque me aprovechaba del empuje de las olas.
Y qué olas. En varias ocasiones me sentí como un trapo en una lavadora, dando vueltas con el empuje de las olas. Solo que esta lavadora, en vez de limpiar te llenaba las partes de arena.
Alguien preguntó al principio si el tiempo del día de la carrera fuese como hoy, si la carrera se haría. El entrenador dijo que el día de hoy es un día limite. Si las olas son un poco más grandes lo más normal es que se cancelara la carrera. Esto me alegró en sumo. Quiere decir que, si puedo sobrevivir estas olas, puedo hacer la carrera... es decir si no me muero del cansancio en el recorrido.
Al final de la sesión, ya exhausto, me sentí como un crío. Creo que esto del mar es lo mío. Se siente algo especial cuando uno está a merced de las olas, algo como si alguien especial, Gaia, te estuviera meciendo. Me he quedado prendido de esta sensación, es como si el invierno no hubiera existido, y la última vez que entré en el agua fuera la semana pasada. ¡Se abre la veda de playa!
jueves, noviembre 02, 2006
La visita de la cucaburra
Hace unos dias empezamos a tener una visita mejor bienvenida que el posum. Vinieron un par de cucaburras. Mineko fue corriendo a la nevera y les dio jamón york y queso, dos cosas que les encanta. Y sí, parece ser que les encantó, pues vinieron otra vez al día siguiente.
Por lo menos las cucaburras son carnívoras y no se nos comen las plantas. A ver si vienen más a menudo y espantan a los posums...
Me encanta la cucaburra. Es un martín pescador grande, casi tan grande como las urracas que intentan molestarla. Pero la cucaburra, siempre tan impasible, ni se inmuta. Simplemente se queda quieta, y ni se molesta en atacar a las urracas amenazadoras.
Es un ave con carácter. Su llamada tan característica, que suena como una risa, a veces esperpéntica, a veces aterradora, pero muchas veces simplemente una risa contagiosa que te hace al menos sonreir.
Ay, la cuca cucaburra. Hace un par de años una cucaburra se tomó el hábito de comer a expensas de los estudiantes del campus de Macquarie University, el lugar donde trabajo. Se quedaba esperando en lo alto de una sombrilla en la terraza del comedor, esperando, quieta, como solamente la cucaburra sabe hacer. Pero si algún estudiante despistado se dejaba el plato desprotegido, la cuca cucaburra, en un segundo se lanzaba sobre la mesa y se tomaba el filete de carne que el sorprendido estudiante estaba comiendo. Era la atracción del dia y el tema de tertulia a la hora de los postres. A todos nos entusiasmaba el atrevimiento de la cuca. A todos menos al pobre estudiante.
Por lo menos las cucaburras son carnívoras y no se nos comen las plantas. A ver si vienen más a menudo y espantan a los posums...
Me encanta la cucaburra. Es un martín pescador grande, casi tan grande como las urracas que intentan molestarla. Pero la cucaburra, siempre tan impasible, ni se inmuta. Simplemente se queda quieta, y ni se molesta en atacar a las urracas amenazadoras.
Es un ave con carácter. Su llamada tan característica, que suena como una risa, a veces esperpéntica, a veces aterradora, pero muchas veces simplemente una risa contagiosa que te hace al menos sonreir.
Ay, la cuca cucaburra. Hace un par de años una cucaburra se tomó el hábito de comer a expensas de los estudiantes del campus de Macquarie University, el lugar donde trabajo. Se quedaba esperando en lo alto de una sombrilla en la terraza del comedor, esperando, quieta, como solamente la cucaburra sabe hacer. Pero si algún estudiante despistado se dejaba el plato desprotegido, la cuca cucaburra, en un segundo se lanzaba sobre la mesa y se tomaba el filete de carne que el sorprendido estudiante estaba comiendo. Era la atracción del dia y el tema de tertulia a la hora de los postres. A todos nos entusiasmaba el atrevimiento de la cuca. A todos menos al pobre estudiante.
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